1.2.11

WOLFSTONE:
"Year of the dog"


Phil Cunningham es uno de esos artistas con tal maestría y sobrada calidad en su oficio que convierte en oro todo lo que toca. Este reputado acordeonista escocés participó activamente en la eclosión de Wolfstone, potente banda de rock celta de las highlands, las famosas tierras altas escocesas. Si bien comenzaban a despuntar por sí mismos, fue al producirles este auténtico maestro cuando llegaron sus grandes álbumes, "Unleashed", "The chase", y en especial "Year of the dog", un sólido y prodigioso disco en el que ninguno de sus cortes, cinco vocales y cuatro instrumentales, pasa desapercibido. Es precisamente Cunningham el que participa activamente en la composición de la mayoría de los instrumentales, que suenan a tradicionales celtas si bien sólo un puñado de ellos lo son realmente. Las inmensas piezas vocales, por otro lado, tienen la impronta de las cabezas del grupo, Duncan Chisholm y Ivan Drever, si bien es este último el más activo y acertado, por su autoría en solitario de canciones como "The sea king", "The brave foot soldiers" o "The braes of Sutherland". De este modo, la habitual combinación de vocales e instrumentales fruto de estas tres mentes prodigiosas, constituyen, como no podía ser menos, un trabajo único.

Publicado en 1994 por Green Linnet Records, potente compañía estadounidense especializada en música celta a la que llegaron tras su paso por la independiente escocesa Iona Records, Wolfstone demostró con "Year of the dog" que tras un disco fenomenal ("The chase") aún puede firmarse una obra maestra, que tiene el honor de contener varios clásicos indiscutibles de la música tradicional escocesa fusionada con el rock, como pueden ser "Ballavanich" y "The braes of Sutherland". Los momentos de gran calidad se suceden con una fluidez atípica, y pueden basarse en la voz de Ivan Drever, el violín de Duncan Chisholm o las guitarras de Stuart Eaglesham, sin olvidarnos de los teclados de su hermano Struam, el bajo de Wayne Mackenzie o la percusión de Mop Youngson. "Holy ground" es el potente comienzo, una canción que versa sobre el conflicto irlandés y la utilización de la religión como excusa para el uso de la violencia, y demuestra la implicación de la banda en los problemas sociales. Por ejemplo, "The brave foot soldiers" es un llamativo alegato del derecho al trabajo, y "White gown" trata sobre el ignominioso Ku Klux Klan. Es sin embargo "The braes of Sutherland" (sobre la problemática de la emigración) la gran canción del disco, presentada por una deliciosa flauta; la pureza de la entrada del violín en la segunda parte de la pieza (un reprise instrumental compuesto por Phil Cunningham de título 'The youngest ancient mariner') resume tanto el espíritu del grupo como su capacidad para enfocar y transmitir la magia de la supuesta música tradicional escocesa. No hay que olvidar "The sea king", viejo poema tradicional de las islas Orcadas arreglado por Drever que puede recordar en su tratamiento a las baladas de bandas míticas como Scorpions. En cuanto a los instrumentales, "Ballavanich" es el más destacado, una monumental y también emblemática pieza en dos tiempos, primero más lenta con melodía dominada por el violín ('The boys from Ballavanich'), y al final desbocado con ese mismo violín acompañado por una rítmica guitarra ('Mrs. Crehan’s'). Otros innombrables reels vienen recogidos en "The double rise", "Morag's set" y "Dinner's set", todas ellas con la fortuna de estar compuestas por Cunningham, Drever o repescadas de la tradición, e interpretadas por esta gran banda escocesa, que un año después endurecería un poco más su sonido en otro grandioso álbum, "The half tail", en el que la producción paso de las manos de Phil Cunningham a las de otro grande, Chris Harley.

Que Wolfstone continúe en activo en la segunda década del siglo XXI dice mucho de su aceptación popular y de la calidad innata de su formación, que ha tenido pequeños vaivenes con los años. Creado en 1989, más de una decena de discos les contemplan, y tras su paso por Iona Records y Green Linnet, en 2002 crearon su propia compañía, Once Bitten Records, con la que ese año publicaron "Almost an island". De calidad sobrada y fama merecida, incluso lejos de Escocia o de las conocidas como 'naciones celtas', "Year of the dog" (varias de cuyas canciones son parte del repertorio fijo del conjunto en directo) fue un sólido paso en su trayectoria, uno de esos discos que con su portentoso ritmo y acertado tratamiento son capaces de destacar en el conjunto de un estilo de música, la celta, que sabe admitir esas pinceladas distintivas, en este caso de rock, para complementarse y progresar.

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5 comentarios:

Warren Keffer dijo...

Wolfstone siempre ha sido un "clásico" en mi casa. A mí me gusta más The Half Tail, pero este es su otro gran disco.

Pepe dijo...

Particularmente prefiero 'Year of the dog' pero es indudable que 'The half tail' es otro disco enorme. Otro día lo pondré, tiene otra serie de temazos como 'Gillies' o 'Glenglass'. Imprescincible, por supuesto.

Correcaminos dijo...

Gracias por el reporte. Interesante.

Pepe dijo...

Vaya, Jorge, qué sorpresa verte por aquí.
Si no conoces a este grupo intenta conseguir algo y me cuentas.
saludos.

Anónimo dijo...

Gran disco este de Wolfstone, a lo que hay que añadir que al menos en 2009 mantenian un directo más que decente ...